Adelanto de walking
disaster
Esta mañana cuando me he levantado he visto
que @MvsoDesastre, la página de Twitter del libro Maravilloso Desastre, nos
tenía una gran sorpresa en su página de Facebook.
¿Cuál es esa gran sorpresa? Pues un adelanto
del libro Walking Disaster, el
segundo libro de Maravilloso Desastre.
¿En qué consiste?
La verdad yo no tenía ni idea de qué iba a
tratar, pero os puedo contar un poco de lo que se dice por Internet, y es que
va a tratar de Maravilloso Desastre pero contado esta vez desde el punto de
vista de Travis, pero aún no sé si será totalmente igual o que se añadirán
nuevas escenas que no salía en el otro libro, como por ejemplo la vida de
Travis antes de encontrarse con Abby en la pelea o cosas de esas.
La verdad, con lo poco que sé ya estoy
ansiosa de que esté ya a la venta, porque el personaje de Travis me encantó y
tengo gran curiosidad por saber que se
le pasaba por la mente en varias escenas, como cuando se despertó y Abby se
había ido, cuando se le confesó…
Así que en Abril de este año ya podremos conseguirlo en las librerías.
Y sin más dilación ya os cuento ese gran
adelanto que nos muestra.
― ¿Qué haces? ― dijo
Shepley.
Se puso en la mitad
de la sala, con un par de zapatillas en una de sus manos, y un algo de ropa
sucia en la otra.
― ¿Hmm, Limpiando? ―
respondí, empujando los vasos al lavavajillas.
― Puedo verlo. Pero…
¿Por qué? ― Sonreí, de espaldas a Shepley.
Él iba a patear mi
trasero.
― ¿Estoy esperando a
alguien?
― ¿Y?
― Pidge
― ¿Huh?
― Abby, Shep. Invité a Abby.
― Amigo, no. No! No
arruines esto por mí, hombre. Por favor
Me voltee, cruzando
los brazos en mi pecho.
― Lo intenté, Shep.
Lo hice. Pero, no lo sé ― Me encogí de hombros ―Hay algo en ella.
La mandíbula de Shep
se tensó bajo su piel, y después volvió al sofá para asegurarse de que no
hubiera olvidado ningún envoltorio de condón vacío.
Nunca fue gracioso
explicar eso.
El hecho de que me
hubiera empaquetado todos esos hermosos condones coeducaciones del Eastern no
era ningún secreto para nadie, pero no había ninguna razón para recordar cuando
ellas vinieron a mi casa. Todo era cuestión de presentación.
Con Pigeon, sin
embargo, tomaría más que una buena presentación para Bolsearla en mi sofá. En este
punto estaba dando paso por paso. Si me concentro en el resultado final, podría
mandar todo a la mierda en un segundo. Ella se da cuenta de cosas. Ella está
muy lejos de ser ingenua como yo lo era, años luz atrás. Esta operación era
todo menos precario.
Estaba en mi cuarto
sacando la ropa sucia cuando escuché el toque de la puerta principal.
Usualmente Shep escucha el carro de America para poder encontrarla en la
puerta. Marica.
Murmuré, y después el
cierre de la puerta de Shep fue mi señal. Salí de la habitación, y ahí estaba
sentada: Gafas, su cabello estaba recogido en la parte superior de su cabeza, y
llevaba algo parecido a un pijama. No me sorprendería si hubiera sido tomada de
su ropa sucia.
Era difícil no romper
en risas. Nunca una chica vino a mi apartamento vestida así. Mi puerta de
entrada había visto faldas de jean, vestidos, incluso ha visto un vestido
apretado encima de un bikini de tiras. Unas cuantas veces, demasiado maquillaje
y loción con brillo. Nunca pijamas.
Su apariencia
respondió de inmediato porque estuvo tan complicidad en venir. Ella estaba tratando de provocarme
nauseas para que la dejara en paz. Si no se veía absolutamente sexy de esa
manera, tal vez hubiera funcionado, pero su piel era impecable, y su falta de
maquillaje y el color de sus anteojos hacían que sus ojos resaltaran aún más.
― Era tiempo de que
aparecieras ― dije, cayendo en mi sofá.
En un principio parecía
orgullosa de su idea, pero a medida que hablábamos y yo me mantenía impenetrable,
era claro que sabía que su plan había fallado. Mientras menos reía, yo estaba a
punto de sonreír de oreja a oreja. Era tan divertida. No podía superarlo.
Shepley y America se
nos unieron de nuevo. Abby estaba nerviosa, y yo estaba muy cerca de sentir vértigo.
Pasó de dudar del hecho de que yo podría escribir un simple papel a cuestionar
mi afición por la lucha. Me gustaba hablar con ella acerca de cosas normal,
preferible a la incómoda tarea de pedirle que se fuera una vez que la hubiera
bolseado. Ella no me entendía, algo intencionado por parte de ella, incluso
cuando yo lucía enojado con ella.
― ¿Qué eres… Karate
Kid? ¿Dónde aprendiste a pelear?
Shep y America
parecían avergonzados por Abby. No sé por qué; pero estaba claro que no le importaba.
Solo porque no hablara mucho sobre mi niñez no quería decir que me avergonzar
de ella.
― Tuve un padre con
problemas de bebida y mal temperamento, y cuatro hermanos menos que traían consigo
el Gen Idiota.
―Oh ― dijo
simplemente. Sus mejillas se volvieron rojas, y en ese momento sentí una
punzada en el pecho. No estaba seguro de que era, pero me molesto bastante.
Inmediatamente traté
de hacerla sentir mejor
― No te avergüences,
Pidge. Papá dejó de beber. Los chicos crecieron.
― No estoy
avergonzada ―Su lenguaje corporal era todo lo contrario a sus palabras. Me
esforcé en pensar en algo para cambiar el tema, y entonces mencionar su sexy y
desaliñado look vino a mi mente. Su pena fue inmediatamente reemplazada por la
irritación, algo con lo que estaba más cómodo.
America sugirió que viéramos
televisión, pero lo último que quería hacer era estar con Abby en una habitación
y no poder hablar con ella. Me paré.
― Tienes hambre,
¿Pidge?
― Ya comí.
America alzó una de
sus pestañas.
― No, tú no has
comido. Oh… er… cierto. Lo olvidé. Comiste una… ¿pizza? Antes de que nos fuéramos.
Abby estaba
avergonzada de nuevo, pero la rabia rápidamente lo cubrió.
Abrí la puerta
tratando de mantener mi voz casual. Nunca había estado tan ansioso por
conseguir a una chica a sola, sobre todo no tener relaciones sexuales con ella.
―Vamos. Debes de
tener hambre.
Sus hombros se
relajaron un poco
― ¿A dónde vas?
―Donde quieras,
podemos ir a una Pizzería. ―Mi interior se encogió. Eso podría haber sido
demasiado ansioso.
Ella miró sus
pantalones.
―Realmente no estoy
vestida ―Sonreí. No tenía idea de cuan hermosa era en realidad. Eso la hizo aún
más atractiva ―Te ves bien. Vamos, estoy hambriento.
Una vez que estuve
encima de mi Harley, finalmente pude pensar. Mis pensamientos eran usualmente
más relajados en la motocicleta.
Las piernas de Abby estaban en mi cintura como una
llave, pero fue aún más extraño que eso fuera relajante, también. Casi un
alivio. La extraña urgencia que sentía alrededor de ella era desorientadora. No
me gustaba, pero de nuevo, recordé que ella estaba cerca, así que fue tanto
reconfortante como inquietante. Decidí poner toda mi mierda junta. Abby debía
ser una paloma, pero ella era solo otra maldita chica más. No necesitaba
conseguir que mis pantaloncillos estuvieran en todas.
Además, había algo debajo de la fachada de niña buena. Me odiaba porque había sido encendida antes por alguien como yo. Aun así no era ninguna puta. Ni una puta reformada. A esas podía olerlas a un metro de distancia. Mi cara de juego poco a poco se desvaneció. Por fin había encontrado una chica que me interesaba lo suficiente como para llegar a conocerla, y una versión de mí ya la había lastimado.
Además, había algo debajo de la fachada de niña buena. Me odiaba porque había sido encendida antes por alguien como yo. Aun así no era ninguna puta. Ni una puta reformada. A esas podía olerlas a un metro de distancia. Mi cara de juego poco a poco se desvaneció. Por fin había encontrado una chica que me interesaba lo suficiente como para llegar a conocerla, y una versión de mí ya la había lastimado.
Apenas si conocía a la chica, y el pensamiento de un idiota haciéndole daño a Pidge me enfureció. Que Abby me asociara con alguien que la había herido era aún peor. Pise el acelerador mientras entrabamos en Pizza Shack. Ese viaje no fue lo suficientemente largo para solucionar el desastre en mi cabeza.
Ni siquiera estaba pensando en mi velocidad, por lo que cuando Abby saltó de la moto y empezó a gritar, yo no podía dejar de reír.
―Iba al límite de velocidad.
― ¡Sí, si estuviéramos en la autopista! ―Ella soltó el amarre de su cabello salvajemente y después peino su largo cabello con sus dedos.
No podía dejar de mirar mientras ella envolvía sus largos mechones caramelos, y luego los ataba de nuevo. Imaginé como se vería en la mañana, y luego tuve que recordar los primeros diez minutos de Salvar al soldado Ryan para evitar que me pusiera duro. Sangra. Gritos. Instintos Visibles. Granadas. Armas. Más sangre.
Mantuve la puerta abierta.
― ¡Sí, si estuviéramos en la autopista! ―Ella soltó el amarre de su cabello salvajemente y después peino su largo cabello con sus dedos.
No podía dejar de mirar mientras ella envolvía sus largos mechones caramelos, y luego los ataba de nuevo. Imaginé como se vería en la mañana, y luego tuve que recordar los primeros diez minutos de Salvar al soldado Ryan para evitar que me pusiera duro. Sangra. Gritos. Instintos Visibles. Granadas. Armas. Más sangre.
Mantuve la puerta abierta.
―No permitiría que nada te pasara, Pigeon.
Pisoteo furiosa en frente de mí y entro al restaurante, ignorando mi gesto de amabilidad. Era una maldita pena; era la primera chica a la que por primera vez había querido abrirle la puerta. Había estado esperando ese momento, y ella ni se enteró.
Pisoteo furiosa en frente de mí y entro al restaurante, ignorando mi gesto de amabilidad. Era una maldita pena; era la primera chica a la que por primera vez había querido abrirle la puerta. Había estado esperando ese momento, y ella ni se enteró.
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